Pero la guinda la puso el gilipollas cabrón hijoputa que me rompió la luna trasera del coche, y la del coche del Sputnik mayor (por cierto nos alegramos que haya vuelto al windsurf, ya totalmente recuperado tras su grave accidente con el kite), robándole la ropa al pobre, yo me salvé por dejar todo en el maletero en vez de en el asiento de atrás. Ahí te pudras en el infierno cacho cabrón, romper dos lunas para robar unos pantalones, qué pringao eres.
Me temo que a partir de ahora paso de aparcar en medio de la playa, al lado del chalet. Consejo para todos: no dejéis nada a la vista dentro del habitáculo.
No comments:
Post a Comment